La Dra. Carolina Martín Piñol en
su artículo “Los Centros de Interpretación” comenta aquellos aspectos por los
cuales muchos Centros de Interpretación fracasan.
En 1996 se difundió el término “paramuseos”, lo que sería una mezcla entre un museo
tradicional con equipamientos
culturales. A partir de dicho año se fue difundiendo debido al desarrollo de equipamientos
de manera masiva y se comenzó a desarrollar rápidamente.
Las causas de la expansión de los
Centros de Interpretación debemos buscarlas en la falta de planificación. Es decir, para crear un nuevo Centro de
Interpretación parece que sólo es necesario la disponibilidad de un edificio
cualquiera donde poner en marcha el proyecto, una serie de réplicas y alguien que
de forma más o menos improvisada de la información. Pero no hay que olvidar que
la aglomeración de datos, ya sean materiales o informativos, por sí solos no
explican demasiado. Además, quienes lleven este tipo de centros deben de ser especialistas.
Es debido a estos requisitos por
los que, tal vez, se ha expandido con tal facilidad dichos centros, pero tales facilidades han llevado en muchos casos a un porcentaje considerable de fracaso o inestabilidad. Escapan de las medidas legislativas que se
toman en los Museos, y por tanto de la seguridad.
Piñol afirma que los Centros de
Interpretación nacen como una consecuencia
e interés político y no cultural. Esto supone un problema debido a que a
los municipios se les enfoca desde un beneficio económico debido al turismo, lo
que provoca que a partir de esa concepción beneficiosa se procede a la
aceleración de su creación. Pero todo esto supone que se lleve a cabo sin una planificación previa.
En la apertura es cuando se
muestran las grandes dificultades; como primera cuestión no se ha decidido quién será el responsable de atender el
lugar, y por lo tanto no se ha planteado con qué formación debe contar o cuál
será el salario que recibirá. Por otro lado, nos encontramos
ante la segunda cuestión, puesto que se produce un retraso en la apertura y se procede a la búsqueda de algún tipo de financiación. Finalmente, el problema cae sobre la economía del propio municipio
porque el Centro de Interpretación no da beneficios ya que los usuarios que se limitan a visitarlos
son los escolares, no obstante hay que tener en cuenta que pese a su fidelidad las visitas son gratuitas. Y aquel turismo con
el que se contaba desde un principio no cuenta con alojamientos en los alrededores
que sean de calidad.
A todo esto hay que sumarle, el
ya comentado factor político, puesto que cada vez que se producen elecciones
cambian también los responsables del municipio. Si a todos estos factores se le suma la poca o nula publicidad el fracaso está
asegurado.
No obstante, en todos los casos
no ha fracasado. En el caso de Canarias
los Centros de Interpretación no son de los más elevados (4,44%). Destaca
Andalucía (18,64%), Aragón (10,95%) seguido de Cataluña (10,65%) y Castilla y León
(10,06%).
A modo de ejemplo, me gustaría
hacer referencia al Centro de Visitantes en Isla de Lobos (Fuerteventura).
(Fotos propias) |
Desde mi punto de vista, creo que
es un buen ejemplo. El edificio es pequeño y de fácil accesibilidad y está en buenas condiciones. Cuenta con pocos paneles informativos pero
de gran tamaño y poco texto donde se refleja por qué recibe el nombre de Islas
de Lobos según el relato que aporta Abreu Galindo en Historia de la conquista de las siete islas Canarias. Creo que es
importante que los textos sean sencillos y no muy extensos para que sean
dirigidos a toda la población y no sólo a los entendidos en los temas. A raíz
de la historia de Galindo que hace referencia a los lobos marítimos –y de ahí
el nombre del lugar-, hay más paneles que hablan sobre las características de estos
animales. Hay dibujos sobre ellos que también son grandes y coloridas. Además,
aparece un mapa en relieve del lugar. Y cuenta con una pequeña tienda donde los
turistas compran souvenirs.
Centro de Interpretación Isla de Lobos |
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