Antes de responder a esta pregunta, debemos atender al
término ¿Es lo mismo Patrimonio Cultural que Patrimonio Histórico? ¿Qué es el
Patrimonio Cultural? Para ninguna de las dos cuestiones hay una respuesta cerrada,
respecto a la primera los estudiosos no se ponen de acuerdo si hacer referencia
al Patrimonio Cultural o al Patrimonio Histórico, aunque la mayoría prefieren hablar
de patrimonio Cultural englobando todo.
Pero, ¿qué es? Si consultamos la Real Academia Española encontramos la
siguiente definición:
“Hacienda que
alguien ha heredado de sus ascendientes”.
Efectivamente, atendiendo a esta definición podemos remitirnos
a su etimología, ya que provine del latín patrimonium, es decir “legado”.
María Ángeles Querol, catedrática de Prehistoria, lo define
de la siguiente manera:
“Conjunto de bienes muebles, inmuebles e inmateriales que hemos heredado del pasado y que hemos
decidido que merece la pena proteger
como parte de nuestras señas de identidad
social e histórica”.
Además, hay que tener en especial consideración que son el resultado de la acción humana.
Pero, ¿el Patrimonio sólo se limita a obras de arte, lugares
históricos, objetos o monumentos? No, debemos
de tener en cuenta que no siempre es un concepto tangible pues también es Patrimonio la tradición oral, las
leyendas, la memoria histórica…
Tras tener una idea, más o menos clara sobre qué es, la
siguiente pregunta y el motivo de este post es pero, ¿Para qué sirve? ¿Qué
función puede tener el Patrimonio Cultural? Tal vez, desde mi punto de vista,
al igual que no hay una definición fija tampoco hay una razón “universal”, pero
dentro de la opinión podemos estar más o menos de acuerdo en que su utilidad
está vinculado al patrimonium latino,
es decir, a ese legado. Podría por lo tanto, afirmar que sirve para construir la Historia, crear un pasado común, saber cómo
fuimos, mantener nuestra cultura… De ahí la importancia de la defensa del
Patrimonio. Es aquello que queda de nuestros antepasados, de nuestra cultura, independientemente de nuestra procedencia. Nos muestra el contexto histórico de
una época, las creencias, temores, intereses de una sociedad, el modo de
ensalzar la figura de alguien o las modas de una época. En definitiva es una
fuente de información, aunque es una parte reducida de lo que debió ser.
Pompeya
Pero,
además podemos realizar una clasificación sobre el tipo de usos; ya sea instrumental, documental, político, como
recurso económico o educativo o estético. No basta con catalogar un resto arqueológico o una obra de “bonito/a”
y por ello defender que debe ser Patrimonio, es evidente que hay que ir más
allá de su valor estético al igual que no es suficiente enumerar o describir
una serie de objetos que encontramos del pasado. En primer lugar hay que hablar
de su valor histórico y social con rigor, hay que interpretar críticamente. Nos
enfrentamos ante la posibilidad de que una parte de la población no comprenda su
importancia y considere que el Patrimonio Cultural no vale para nada; que no es más que ruinas, objetos viejos y destrozados. O posturas, que defiendan la explotación meramente económica sin importarles que con ello llevan a la destrucción de ese Patrimonio. Aquí entraría en juego la labor de los estudiosos que
deben saber transmitir a la sociedad para que sea accesible y no quede
vinculado a los especialistas.
Bibliografía:
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